Cuidado bucal en niños

Tics y hábitos orales en los niños y cómo afecta a su salud bucal

TICS Y HÁBITOS ORALES EN LOS NIÑOS

¿Aún se chupa el dedo, usa chupete o biberón después de los 2/3 años, tiene problemas para cerrar los labios, respira siempre por la boca en lugar de por la nariz, ronca cuando duerme, tiene ojeras pronunciadas o encías inflamadas, tiene más de un año y no ha incorporado alimentos de diferentes consistencias a su alimentación…?

Todo esto es lo que llamamos tics y hábitos orales que son acciones involuntarias, repetitivas y duraderas en el tiempo que no cumplen ninguna función, pero que son perjudiciales para los dientes, maxilares, encías y tejidos blandos de la boca, pudiendo acabar creando problemas en el desarrollo orofacial.
La persistencia de malos hábitos orales puede interferir en el desarrollo musculo-esquelético facial y provocar alteraciones dentales (apiñamiento, maloclusión, etc.). Además, puede afectar al sistema respiratorio y digestivo, problemas para el aprendizaje y el habla e incluso problemas sociales y emocionales.
El complejo maxilofacial se compone de 3 sistemas, el sistema esquelético, el sistema muscular y el sistema dentario. Cuando no hay un obstáculo en el desarrollo de estos sistemas tenemos una oclusión funcionalmente equilibrada. Los Tics y Hábitos bucales pueden ser considerados como obstáculos o interferencias en el desarrollo. La maloclusión puede presentarse desde la más temprana edad cuando se altera el equilibrio de las estructuras del sistema bucal o estomatognático.

La gravedad de las alteraciones depende la edad con la que se comienza a desarrollar el hábito, intensidad, duración (horas, minutos) y frecuencia con la que se realiza.
Es importante observar al niño a fin de detectar precozmente estos hábitos orales perjudiciales en el desarrollo oral del niño y corregirlo cuanto antes, porque más del 50% de las maloclusiones en dientes permanentes son debidas a estos hábitos.

Entre los hábitos orales más habituales de los niños destacan:

  • Deglución atípica e interposición lingual

    Es decir, el succionar al mamar, un hábito con el que nacemos, que si persiste más allá de los cuatro años de edad del niño, puede producir deformación del paladar, mordida abierta anterior (se produce la imposibilidad de juntar los dientes al cerrar la boca), proyección hacia delante de los dientes anteriores superiores e inferiores y por tanto falta de sellado labial, lo que origina problemas en la pronunciación.

  • Respiración oral

    La forma correcta de respirar es la nasal. Si la respiración es bucal tanto de día como de noche, puede ser por la presencia de un obstáculo como alergias, amígdalas, vegetaciones… que impide el correcto paso del aire, impidiendo el crecimiento adecuado de los maxilares y favoreciendo el desarrollo de gingivitis y sequedad bucal, además como la lengua se sitúa en una posición baja en la boca para permitir el paso del aire, no estimula el crecimiento en anchura del paladar. Esta posición mantenida en el tiempo provoca que la mandíbula crezca hacia abajo y no hacia adelante.

  • Succión digital

    Lo que llamamos chuparse el dedo. Si este hábito se elimina antes de los tres años las repercusiones suelen ser mínimas y reversibles, pero si perdura en el tiempo suele deformar la mordida del niño. Este hábito suele ser más difícil de corregir, ya que el chupete o biberón se puede retirar, pero ¿el dedo?

  • Uso prolongado del chupete y biberón

    Lo más recomendable es retirar el chupete a los 12 o 18 meses de edad y nunca superar los 2 años, ya que puede producir deformación en el paladar, mordida abierta, compresión maxilar o incisivos protruidos (“dientes salidos” o “dientes de conejo”). Los mismos efectos adversos tiene el uso prolongado del biberón, con lo que se recomienda que a partir del año se alterne con alimentos sólidos de diferentes texturas.

  • Dieta excesivamente blanda

    Una dieta excesivamente blanda como la que se da en los primeros años de vida: pan de molde sin corteza en vez de bocadillos de pan crujiente, bebidas de fruta triturada, purés y cremas, yogures… no debe prolongarse en el tiempo, ya que no estarían ejercitando la musculatura impulsada en la masticación, lo que produciría un menor desarrollo de los maxilares. Al existir una alteración de estos maxilares, se genera una discrepancia entre el tamaño de estos y el de los dientes pudiendo causar falta de espacio y apiñamiento, entre otras causas.
    Además, la dieta blanda tiene un efecto cariogénico (Agente productor de caries dentales). Estos alimentos, se adhieren con facilidad a los surcos, fisuras y diferentes regiones de los dientes y boca dificultando el correcto cepillado.

Así que ya sabe, si quiere que sus niños tengan una buena higiene bucal, lo mejor es eliminar en la medida de lo posible esos tics y hábitos que tanto perjudican su salud bucal.
Lo recomendable es acudir a revisiones periódicas a partir de los 6 años. En Clínica Dental Quirinal estamos concienciados de que lo mejor es la prevención.

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